INFAUSTOS
Cuando uno se aproxima a la Iglesia de San Francisco en Quito, se puede encontrar a un pintor que se lo conoce como Picasso, el pintor de Dios. Por años, su presencia habita en esa plaza. Fausto es de las personas que con su temperamento y presencia dan atmósfera a la ciudad, a los recovecos citadinos de la cotidianidad. Fausto es una metáfora, un espejo de reflexiones. El cartel que a su vez hace de escudo, cuelgan frases y dibujos, su pintar es incansable, la temática insistente en sus dibujos de Cristo, las frases lucidas que denuncian y restriegan verdades y dolencias. Un parpadear en el ir y venir de la ciudad, El que de reojo mire el cartel, lea el mensaje, se conmueve por un arte bondadoso. Mira en el a la pancarta social. Un paisaje único de esta ciudad andina. Una expresión del todo por la parte, de lo humano por el hombre. ¿Quien pude negar su condición de artista?, de pintor. Que sus obras no hablen de arte, temporadas y humores, su técnica pura. De rasgos de encantamiento,